Aunque es algo que ya se sabe, nunca está de más repetirlo, los emprendedores y emprendedoras, no tienen que saber de todas las áreas empresariales o técnicas para desarrollar su negocio.
Sin embargo, empujados por el temor de fallar y también la falta de presupuesto, comienzan a asumir muchas de las tareas del negocio y a esto se suma la confusa satisfacción de avance, de aprendizaje y de ganar experiencia. Digo confusa, porque en realidad puede convertirse en un placebo.
Por oportunidad o por necesidad, son las dos motivaciones principales que impulsan a las personas a emprender, según lo indica el Manual para las personas emprendedoras de Costa Rica, MEIC (2019).
Por oportunidad permite planificar el desarrollo del negocio, en el mejor de los casos reunir recursos económicos y materiales para iniciar el emprendimiento.
Por necesidad reduce el rango de acción, queda poco espacio para la planificación o reduce el plazo en el que esta se puede proyectar, es decir; se planifica por semana, quincena o por mes, pero esto impide un visión correcta del desarrollo del negocio a mediano y largo plazo.
Frente a estos panoramas una consultoría podría convertirse en una efectiva opción para suplir las carencias técnicas y precisar la aplicación práctica de lo que se necesita. Desde luego esto varía según la categoría del negocio así como del profesional que ofrezca los servicios, a continuación se abordan importantes aspectos.
¿Qué es una consultoría?
Es una interacción dinámica entre dos o más partes, una de las partes es el oferente y la o las otras son los demandantes, quienes reciben el o los servicios.
Este tipo de interacción puede estar regida por un acuerdo de servicios, en el que se indiquen todas condiciones bajo las cuales se brindará la consultoría, número de horas, temática de la consultoría, objetivos que se buscan alcanzar, plazos de tiempo, insumos, resultados, honorario y formas de pago.
El acuerdo de servicio podría eventualmente ser protocolizado por un abogado para la formalidad del caso e incluir una clausula de resolución de conflictos, que es un aspecto que no se espera que suceda, pero busca la protección de las partes, para así solventar cualquier problema en una casa de justifica.
Una consultoría no debe generar una relación laboral directa, de hecho busca disponer de horas y recibir servicios pero de manera contractual, por lo que no genera obligaciones de las estipuladas en el acuerdo mencionado.
¿Bajo que términos se rige una consultoría?
Como en esta dinámica intervienen dos o más partes, los términos que rigen una consultoría varían según las necesidades de servicio, la planificación que se realice, las tareas que se deban realizar, la disponibilidad de tiempo y desde luego las normativa legal vigente, esto último es importante para evitar cualquier problema o falta legal.
Además de los aspectos legales los aspectos administrativos también son importantes, la planificación y gestión de la consultoría, el seguimiento y el cumplimiento. Respetar los horarios que se pactan así como el cumplimiento del trabajo que le corresponde a cada uno de los involucrados para el correcto avance del proyecto.
En este caso se establece el supuesto de una consultoría que se genera entre personas o empresas del sector privado, por lo que deben establecerse las clausulas que permitan suspender o finiquitar el acuerdo, así como las consecuencias al hacer de manera incorrecta.
¿De cuánto presupuesto se requiere?
Este aspecto es de suma importancia para las partes, ya que para una implica determinar si le es posible contratar el servicio y a la otra parte le permite definir si puede ajustarse a los requerimientos.
Desde luego el presupuesto esta condicionado al área profesional en que se requiere la consultoría, la hora profesional de mercado más el factor de experiencia que funcionará como una variable de ajuste. Los insumos, los viáticos en caso de que se requieran y los trámites administrativos en los que se deban incurrir y que no son directamente parte de la consultoría.
Este aspecto debe quedar claramente definido en el acuerdo de servicios así como definir de la misma manera, la frecuencia, la forma y el medio de pago. La moneda en que se cobran los servicios, en caso de ser en rubro extranjero, cuál es el referente para el tipo de cambio.
Otros aspectos a considerar pueden ser los acuerdos de confidencialidad entre las partes, la subcontratación de personas, normativas ambientales a cumplir, presentar el pago y vigencia de las pólizas o seguros, pero estos temas ya son más específicos, por lo que cada experiencia los adapta según las necesidades.
Si usted es emprendedor o emprendedora, consulte a un profesional en consultoría sobre el tema, defina de manera clara sus necesidades para convertirlas en objetivos y así definir un plan de trabajo que permita cuantificar el servicio, en horas y por ende en presupuesto. De este modo será posible llegar a una forma de trabajo. Gracias por leerme.