La aritmética de la dedicación docente

Imagen con fines ilustrativos tomad de Image by Chuk Yong from Pixabay

El 2007 fue un año decisivo en mi vida, representó la continuidad de un proceso de recuperación muy personal, inicié el grado en comunicación de mercado y tenía la «espinita» de dar clases, algo que antes de esa fecha no había valorado.

En una rueda de negocios había conocido a la entonces directora de una institución parauniversitaria y decidí escribirle un correo pidiendo la referencia con la persona que pudiera atender una solicitud para ser docente.

Escribí al contacto que me refirió y pronto estaba en un comité de contratación, para mayo de ese mismo año daba mis primeros cursos de mercadeo.

Encontré en la docencia una pasión, una forma de aprender para poder enseñar, una nueva profesión y una forma de de vida.

Carrera docente

Para el 2010 con casi tres años de experiencia como profesor parauniversitario comencé estudios de grado en docencia en la Universidad San Marcos.

Para una actividad del curso de introducción a la pedagogía debía incluir mi currículo profesional y la profesora de ese curso me expresó su intención de recomendarme para el cuerpo docente de la universidad, a lo cual sin dudar respondí con un sí.

Este evento le dio un giro completo a mi vida, la actividad docente comenzó a ocupar una parte importante de mi quehacer profesional y laboral, además permitió el ingreso a nuevos ámbitos, pero lo más importante estaba por ocurrir.

¿Qué significa ser docente?

La educación virtual llegó temprano a mi vida profesional, antes de que fuese tendencia en el mercado educativo ya me estaba preparando para esta nueva forma de generar aprendizajes.

Tenía una visión más amplia de la docencia y del proceso de aprendizaje, lo que permeaba la forma en que veía lo que aprendía y también lo que enseñaba.

«Si nos perfeccionamos en una sola cosa y la comprendemos bien, adquirimos por añadidura la comprensión y el conocimiento de muchas otras cosas».

Vincent Van Gogh – Tomado de admagazine.com

Dedicarse a la docencia implica sumar humanidad a las teorías que se abordan, multiplicar así los conocimientos entre todos los participantes del proceso. Restar las barreras que puedan impedir socializar el aprendizaje y saber dividir el tiempo para conocer, asimilar, aplicar y evaluar.

Sumergirse en enfoques y textos para redefinir la visión conceptual de las temáticas que dominan el mercado laboral y profesional, dentro de un contexto determinado en constante transformación, es la esencia del quehacer docente.

Desde luego es fundamental complementar los aprendizajes docentes con práctica profesional e investigación, que permiten la comprobación técnica, aprender más para enseñar mejor.

En la actualidad parte importante de mi trabajo es el ejercicio de mi carrera docente y eso me llena, me entusiasma y hace realidad ese dicho que dice; «todos los días se aprende algo nuevo». Gracias por leerme.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.